La sucia lucha de Dov Charney por el control de American Apparel

La primera vez que me pongo en contacto con Dov Charney, el 24 de junio, está luchando por conseguir dinero, encontrar un socio, intentar cualquier cosa para recuperar su empresa. El consejo de administración que él mismo había elegido le había destituido de American Apparel seis días antes, tras una investigación que reveló varios casos de presunta mala conducta. "Les preocupa que un líder poco convencional perjudique de algún modo las posibilidades de éxito de la empresa. Pero un director general que piense de forma contraria y alternativa puede aportar ideas creativas que hagan avanzar a la empresa e incluso al sector", afirma. "Oh, espera, tengo que contestar". Cuelga. Dos días después volvemos a hablar. No lo dice, pero ya ha llegado a un acuerdo con Standard General, un fondo de cobertura de Nueva York, que ha estado comprando acciones de American Apparel con la esperanza de influir en el destino de la atribulada empresa.

La conversación continúa durante varios días. Está indignado, es grosero, no se disculpa, es divertido, desarmante, salta constantemente de una conversación a otra y la mayoría de las veces es extraoficial. "Es mi madre, déjame coger esto, te pido disculpas". "Son los de finanzas, llámame en dos minutos". En un momento dado, hay cuatro personas en una llamada. Nos pone a todos en espera. Más tarde, se descubre que ha dado a Standard General el control de su participación en la empresa que fundó y, junto con ello, el control de su futuro en American Apparel. Volvemos a hablar. "Un segundo, puede que estén dos minutos en espera, esperen. ... Disculpe un segundo. ... Un segundo oh s-‍-‍-, un segundo, por favor."

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