La Seguridad Social abona prestaciones a las personas que no pueden trabajar porque padecen una enfermedad que se prevé que dure al menos un año o provoque la muerte. La ley federal exige esta definición tan estricta de discapacidad. Mientras que algunos programas dan dinero a las personas con incapacidad parcial o incapacidad a corto plazo, la Seguridad Social no lo hace. La Administración de la Seguridad Social administra dos tipos de programas de incapacidad, las Prestaciones del Seguro de Incapacidad (DIB) y la Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI). Aunque los requisitos médicos de estos programas son los mismos, existen diferencias importantes en los requisitos no médicos. Es posible tener derecho a ambos programas.
Para percibir estas prestaciones, el solicitante debe demostrar que quedó incapacitado antes de su "fecha de último asegurado" (DLI). La DLI se determina en función de la cuantía de las cotizaciones a la Seguridad Social abonadas por el solicitante. En términos generales, si el solicitante ha trabajado cinco (5) de los últimos diez (10) años, estará plenamente asegurado; la DLI suele expirar cinco años después de que el solicitante deje de trabajar.
Para recibir estas prestaciones, el solicitante debe cumplir determinados requisitos de ingresos. En términos generales, el SSI es como un programa de asistencia social para discapacitados. Quienes tienen un historial laboral limitado o quedan discapacitados tras la expiración de su DLI pueden optar a la SSI.
Los requisitos médicos de estos programas son idénticos. El solicitante debe demostrar que padece una discapacidad tan grave que le impide realizar cualquier trabajo durante un período de al menos doce (12) meses consecutivos. Debido a este requisito de duración, es aconsejable esperar hasta que una persona haya estado sin trabajar durante al menos seis u ocho meses antes de presentar la solicitud.